sábado, 3 de marzo de 2012

Norte oscuro (2007), de Gillian Bradshaw

Sigo con interés la obra de Bradshaw desde que leí por azar El faro de Alejandría. Me gustó la ambientación histórica (Imperio Romano de Oriente, en época tardía) y me gustó el tono amigo de la virtud que transmitían sus personajes.

Por esa extraña confianza que me ganó, me he interesado por todo lo que se ha ido publicando de ella. Me he leído así, que yo recuerde, El hijo de Cleopatra, Púrpura Imperial, Teodora emperatriz de Bizancio, El contador de arena, Ciudadano del Imperio, Rodas la hija del Sol y esta.

Norte Oscuro está ambientada en la Britania romana.

Quien conozca un poco mis lecturas últimas sabrá también que estoy próximo a una indigestión sobre el tema de los romanos en Britania pues me he leído El águila del Imperio de Simon Scarrow y, sobre todo, las diversas novelas históricas de ese mismo periodo de Rosemary Sutcliff que se han publicado recientemente en España (Desterrado, El águila de la IX legión, Los guardianes de la luz, Los lobos de la frontera y El usurpador del Imperio). Las he leído todas recientemente y con gusto.

Hay inflación en los escaparates de las librerías de novelas de romanos. Qué se le va a hacer. Esta es otra más, pero muy digna.

El protagonista es un poco paria: se trata de un soldado negro, de origen etíope, miembro de una escuadra auxiliar de caballería, que se dedica, sobre todo, a labores de exploración. El lugar es Britania; la época, comienzos del siglo III. Los romanos intentan una ofensiva contra las tribus del norte de la muralla mientras padecen cierta inestabilidad por la próxima sucesión en el trono del Imperio.

El interés está puesto más en los personajes pequeños y sus avatares que en la gran historia, pero la novela pone de manifiesto también lo que Roma significaba para los romanos y para los bárbaros. Vuelvo a encontrar aventuras de un hombre virtuoso en un marco bien logrado, natural. 4/5.

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