lunes, 26 de enero de 2009

Little Women (1868), de Louisa May Alcott

He oído la versión (en inglés, aquí) de Librivox.
Como oigo estos libros mientras conduzco y en inglés, me convienen libros cuyo argumento conozca. Había leído esta novela dos veces antes y he visto también al menos dos versiones cinematográficas.
Me desconcierta el tono que tiene esta novela. Alcott presenta unos personajes en los que la bondad compite con la cursilería. El melodrama rebosa moralismo pero los temas tratados son valientes, no dulzones: la educación sentimental, la vida y la muerte, el fracaso, el matrimonio, la vocación artística, la enseñanza. Me ha vuelto a parecer una lectura digna aunque demasiado adoctrinadora y un poco escandalosa para nuestros tiempos cínicos.
No es mi libro, pero ha cumplido su cometido. 3/5

viernes, 23 de enero de 2009

Por cierto... hoy es mi santo.

Saludos a todos los que han pasado por aquí y han visto la casa un poco vacía. Terminé el examen del 17 con razonables expectativas. El 6 de febrero me dicen si tengo que presentarme a una segunda vuelta. Nada grave. Espero que no sea necesario.
Al terminar mi quehacer como alumno, he caído en manos de mi quehacer como profesor: tengo que corregir cienes y cienes de cosas y no ando muy sobrado de salud. Total: que el blog es el primero que paga la crisis.
Ya me disculparéis. Tengo que poner la reseña de "Mujercitas" que es lo único que he terminado recientemente. Parece que este no va a ser un buen año en lo que a la literatura se refiere.
Por cierto... hoy es mi santo.

miércoles, 14 de enero de 2009

El profesor examinado o el alguacil alguacilado

El sábado tengo un examen. No puedo leer, no puedo escribir, apenas puedo corregir.
Por cierto, un día tengo que hablaros de los verbos transitivos absolutos: no puedo leer (libros), no puedo escribir (entradas de blog), apenas puedo corregir (exámenes). En ocasiones, el objeto directo se da por sobreentendido. Sobre esto trata mi tesis empantanada.

lunes, 12 de enero de 2009

¡Podemos!


Los regresos de las vacaciones son momentos duros en la enseñanza. Uno viene un poco oxidado después de unos días de holganza y se encuentra unos alumnos menos dispuestos de lo habitual (si cabe). El jueves fue el primer día y el viernes hubiera sido el segundo, pero Dios se apiadó de nosotros y nos envió una hermosísima nevada. Tengo el coche con problemas de batería desde entonces, pero bienvenidos sean esos problemas.

viernes, 9 de enero de 2009

Nieva en Madrid

Tenía que estar dando clase de Lengua y Literatura en 1º de Bachillerato y estoy escribiendo esta entrada. Madrid está colapsado por la nieve de esta mañana. Los coches avanzan despacito, resbalan, dudan y se atascan. Al colegio ha llegado sólo un 20% de intrépidos y obstinados estudiantes y la mitad se han vuelto a casa al ver el panorama. Los que no se han ido es porque no han podido.
Yo soñaba desde hace tiempo con que un día nevara tanto que no hubiera colegio. Es un recuerdo de hace dieciséis o diecisiete años que no se había vuelto a repetir hasta hoy. Esta mañana, cuando salí de casa, la nieve no era mucha todavía. He llegado como he podido y ahora estoy encerrado en un colegio fantasma. El colegio sin alumnos tiene solemnidad "institucional", es como la nieve virgen; cuando los alumnos corren, chillan, se pegan y se insultan es como cuando la nieve se embarra con las pisadas: el revoltijo de la vida.
Pero no es tiempo de consideraciones, saboreemos la blancura de esta jornada que la Providencia nos ha regalado.

martes, 6 de enero de 2009

"Los idus de marzo" (1948), de Thornton Wilder

Ya conté aquí que había leído esta novela en su día sin excesivo entusiasmo y que, sin embargo, una persona que admiro la consideraba una obra maestra, uno de esos libros que no pueden no gustar. Por eso me propuse releerla.
También porque de vez en cuando he querido presentarla y no he podido hacerlo. Cuando doy algún curso breve, me gusta reservar un momento al final de las clases para presentar un libro. Cuando tengo la fortuna de dar clases de latín (por desgracia, pocas veces) presento obras clásicas o modernas pero ambientados en el mundo clásico: La columna de hierro, Mientras no tengamos rostro, Los últimos días de Pompeya, Un dios pasea en la brisa de la tarde, Memorias de Adriano, El faro de Alejandría, Dios ha nacido en el exilio, Quo vadis, etc. Ahí he querido añadir Los idus de marzo.
Pues bien: he vuelto a leerlo y he vuelto a experimentar una cierta pesadez. Es una novela epistolar, de narrador múltiple. Está compuesta por cartas cruzadas en los meses que precedieron a asesinato de Julio César, cartas del propio César, de Cleopatra, de Catulo, de Clodia Púlquer, etc. Está desordenado cronológicamente y a veces exige esfuerzo para percibir la relevancia o irrelevancia de lo que se lee. Algunas cartas son costumbristas o juegos de estilo (p. ej.: lo que sobre una misma cena cuenta César o lo que cuenta su mujer), otras tienen interés argumental, pues van completando la información sobre los acontecimientos que se han mencionado previamente. De ellas las hay que juegan al perspectivismo (los mismos acontecimientos vistos por personalidades diferentes).
Denso, inteligente, pero con la pega de la literatura epistolar: tiene poca tensión argumental. Me ha costado leerlo.
4/5.

viernes, 2 de enero de 2009

Feliz 2009

Una pasadita por el blog para desearos un feliz 2009 y disculparme por pasar tan poco por aquí. Al blog le sientan fatal las vacaciones escolares.
He terminado estos días de hacer una adaptación de "Journey's End" (para los no habituales en el blog, una primera aproximación al tema, aquí). Si Dios dispone (yo me lo estoy proponiendo desde hace mucho) terminaré representándola un año de estos. No tengo prisa, porque creo que necesita muchas cosas: un buen reparto, decorados, vestuario... y ahora no tengo energía suficiente para derribar esos obstáculos. Todo se andará.
Otro de sus problemas era su extensión (yo le calculo 3 horas...) y la extensión de los papeles protagonistas. Aquí es en lo que he estado trabajando estos días. Le he recortado más de un cuarto a la obra en su conjunto y un tercio del papel a los dos principales personajes. Labor de cirujano sin escrúpulos.