lunes, 31 de diciembre de 2007

Jane Eyre (1847), de Charlotte Brontë

He leído dos veces este libro. Una vez en español y otra en inglés (siguiendo la lectura con la audición que se puede encontrar en Librivox, aquí). La segunda lectura (de este verano) fue, por eso, larga pero interesantísima. Es una novela magistral. Con unos diálogos cargados de energía. Tiene, para mí, un defecto en el carácter melodramático de la historia. El argumento es demasiado forzado.
Zefirelli hizo una película regular (aquí un breve comentario sobre ella), creo que Orson Wells hizo una buena versión que no he visto y la BBC tiene una serie bastante buena.

domingo, 30 de diciembre de 2007

El profesor Holland (Mr. Holland's Opus)

Holland es un músico que empieza a trabajar en un Instituto sin tener especial vocación para la enseñanza pero termina encontrando ahí su verdadera profesión.
Me ha gustado mucho la actuación de Richard Dreyfuss porque muestra un personaje mediano: ni ridículo ni espectacular. Resulta también comedido en los momentos más melodramáticos de la película. Es un personaje con pequeños brillos y muchos momentos grises. Está muy lograda también su evolución física con el paso del tiempo.
Las películas de Hollywood, con frecuencia, terminan con discursos, discursos antológicos en los que se hace justicia, discursos... artificiales que permiten pequeñas apoteosis. Así sucede en Mr. Holland's Opus con el breve discurso de la Gobernadora en el homenaje final. Aunque el recurso de terminar la película con un discursito reparador de estos me disgusta, sí me gustó en este caso el contenido, porque trata cuestiones reales de la educación: el profesor realiza una tarea cuya verdadera dimensión y eficacia es imposible medir, en ocasiones parece magnífica a los propios ojos y en ocasiones parece estéril. ¿Qué queda de todos esos esfuerzos de una vida entera?: para el propio interesado queda, sobre todo, un gran cansancio y la impresión de no haber sido retribuido (ni dinero ni fama. En la película al profesor Holland le montan un homenaje muy bien organizado, pero de ordinario no se muestra tampoco el reconocimiento).
La película refleja también la inevitable tensión entre los sueños personales, el trabajo y la familia.
Es posible que todas estas cuestiones no sean específicas de la educación pero son problemas reales del profesor y en esta película aparecen bastante bien reflejados.
Para lograr reflejar una vida dedicada a la enseñanza, la película da un par de saltos en el tiempo. Para mi gusto, ahí se desequilibra un poco la estructura: porque el primer acto, digamos, es muy largo, el segundo parece muy corto y la conclusión, cortísima.
4/5.

sábado, 29 de diciembre de 2007

El otro árbol de Guernica (1967), de Luis de Castresana

Es una conmovedora historia de uno de los niños vascos que fueron exiliados a Europa mientras duró la Guerra Civil española. Cuenta su manera de salir adelante tanto en lo que se refiere a organizarse la vida como en lo que es recomponer su interioridad cuando convive con una familia en Bélgica, lejos de sus padres y de su país. Casi todo el mundo a quien se lo recomendé compartió mis opiniones.
Se lo he recomendado mucho a chicos quinceañeros con gran éxito (no total pero muy alto: “muy bueno”, “el mejor libro que he leído”, etc.). Yo lo he releído ya alguna vez y me emociona la capacidad del autor para reconstruir el interior de Santiago Celaya y su forma de interpretar lo que sucede. Es una interminable sucesión de gratas sorpresas, delicadeza y energía. El libro ha sido Premio Nacional de Literatura el año de su publicación.

viernes, 28 de diciembre de 2007

Recuento de invenciones (2004), de Antonio Pereira

Antonio Pereira es un maestro de la narración breve. En este volumen de Cátedra se recoge una extensa antología de toda su trayectoria de cuentos. Desde 1967 (con el libro Una ventana a la carretera) hasta el 2000 (con Cuentos de la Cábila).
Los cuentos de Antonio Pereira no están construidos sobre un argumento acabado; tienen un aire de poesía en el gusto a la ambigüedad. El narrador, por ejemplo, cuenta lo que otro contó y la narración juega a pasar de un narrador al otro sin previo aviso. Pereira se esfuerza en crear la atmósfera, caracterizar el diálogo, describir psicológicamente a un personaje o una situación, pero el argumento es anecdótico, impreciso y, a veces, incompleto.
El mundo de Antonio Pereira es el Bierzo: León colindante con Galicia, y gran parte de su objetivo es retratar el lenguaje de esas gentes, la mentalidad provinciana de personajes que se encuentran en situaciones embarazosas o que resuelven groseramente situaciones delicadas. Es irónico y socarrón, y le gusta lo escabroso. Su mundo es llano, chato, impermeable casi al idealismo, pero real como la vida misma.
Ayer os puse el final de uno de los cuentos, hoy, para que veáis el tono, os copio el empiece (que diría Pereira) de otro:
Una vez estaba en la tertulia Paco Lourido, escritor de mucha obra inédita, y esto fue antes de que al pobre le negaran la entrada en el café y en el Círculo y en las presentaciones de libros porque les soltaba los botones y los lazos a las señoras. Todavía no había entrado en barrena, sólo algunos indicios, y se puso a contar de Río de Janeiro, adonde había emigrado unos meses sin que se sepa claramente el porqué. ("Así empezó Lourido"). 4/5

jueves, 27 de diciembre de 2007

El toque de obispo

De pronto, el silbato de la máquina sonó con gravedad, casi solemne, un silbido largo y dos cortos.
―¿Has oído? ―dijo mi padre―. ¡Es el maquinista, que ha hecho el toque de obispo!
―¿Y eso? ―me admiré yo.
―Ellos tienen su código de señales, atención, atención especial, máquina de cola que se separa del tren. Y el toque de obispo, éste es de reverencia cuando se acercan a una ciudad episcopal, de las que tienen obispo y no tienen gobernador civil. Astorga, Calahorra, Guadix…
La maravilla se repitió. Una señal profunda, declinante en sus tramos finales, donde la pompa parecía dar paso a una emoción que te apretaba el pecho, y ya entrábamos en agujas.
―Pero el toque de obispo ―a mi padre le tiraba su origen― donde hay que oírlo es cuando el maquinista avista la insigne ciudad mitrada de Mondoñedo, a las ferias de San Lucas te he de llevar.
Luego supe que en Mondoñedo no hay tren, pero eso importa poco cuando la historia es bonita.
(Antonio Pereira. “El toque de obispo”, Recuento de invenciones.)

miércoles, 26 de diciembre de 2007

Milagros de Nuestra Señora (sg. XIII), de don Gonzalo de Berceo

Berceo es para mí como una excursión por una iglesia románica en ruinas, vieja, quizás medio derruida, pero con el aliento de una fe firme, la solidez de los siglos y la frescura de una sombra alrededor, y una alfombra de hierba verde y mullida (ah, ¡y un vaso de buen vino!) . Creo que los Milagros los he leído ya tres veces, por lo menos. Cada vez con más satisfacción porque siento una mayor proximidad y familiaridad con don Gonzalo. Un hombre excepcional. Hay quien dice que ingenuo, ¡vamos hombre! Lo que es, es bueno, bueno hasta decir basta, y un poquito socarrón:
Doliéronse los ángeles desta alma mesquina,
por cuanto la levavan diablos en rapina:
quisieron acorrelli, ganarla por vecina,
mas pora fer tal pasta menguabalis farina.
No tiene dobleces ni complicaciones. No es pretencioso. Es sencillo y ama la sencillez.

martes, 25 de diciembre de 2007

The quiet man (El hombre tranquilo)

En los gustos de las personas influyen muchas cosas. En mi aprecio por esta película de John Ford interviene, sin duda, el recuerdo de mis tres maravillosos veranos infantiles en Irlanda (con 12, 13 y 14 años). También influye el documental de José Luis Guerín: Innisfree, que es un homenaje a esta película y que la ennobleció a mis ojos. Me enseñó a quererla.
La caracterización humorística y exagerada de los personajes me recuerda a la comedia clásica: a Lope, a Shakespeare (La fierecilla domada)..., me recuerda también el tono de El sombrero de tres picos, de Alarcón. Me gusta el sentido del humor; la visión ilusionada del matrimonio: May their days be long, and full of happyness. / May their children be many, and full of health. / And may they live in peace and liberty. Me encantan algunas escenas como la conversación de Mary Kate hablando en gaélico con el cura y, entre todos los personajes, el divertido Micheleen ("Impetuous!, homeric!").
Me divierte además ver sacar un cigarro tras otro a John Wayne y tirarlos después de una sola calada, o dos o tres como mucho.

lunes, 24 de diciembre de 2007

El sobrero olvidado

En el libro de Inutilidad (mi breve reseña, aquí), Gerhardie hace referencia a una obra de Gogol (Las tres hermanas, creo) en cuyo final, al parecer, interviene un simbólico sombrero de seda olvidado. Concretamente lo describe así:

Ella espera que vuelva a su lado. Espera con confianza porque él ha dejado su sombrero de seda sobre la mesa. De modo que ella sigue esperando. Pero el mayordomo de él vuelve y se lleva el sombrero; entonces, ella pierde el control ¡y cae el telón!

Pues resulta que yo he traducido (y representado) una piececilla teatral breve de Lord Dunsany que se titula The Lost Silk Hat y que trata precisamente de un joven que ha olvidado su sombrero en casa de una chica (con la que acaba de cortar) e intenta que otra persona se lo recupere. Pero como no consigue a nadie dispuesto a ir, acaba yendo él a buscarlo y la pareja se reconcilia.
Parece que la relación es evidente. La referencia, que investigaré, es un regalito por haberme terminado el libro de Gerhardie, que me costó una barbaridad.

domingo, 23 de diciembre de 2007

¿Hay que acabarse los libros?

Me esforcé por acabar Inutilidad en parte por dar cuenta del libro en el blog. Si no, quizá lo hubiera aparcado. No me avergüenza reconocerlo: yo me dejo muchos libros sin terminar. Algunos porque me olvido de ellos. Otros porque considero que no me compensa el esfuerzo de leer lo que me falta. Y unos pocos porque me han disgustado ya mucho en poco tiempo. Hace poco Lars Walker apuntaba (en Brandywine Books) una razón para terminarse los libros que no le están gustando: cuanto más le cueste terminar el libro más a caldo va a poner al autor en la crítica: The pain of reading them is balanced (at least somewhat) by the pleasure of insulting the authors, at a safe distance.
Es una buena razón, pero sólo en el caso de que tengas que hacer obligatoriamente una crítica.
Yo apuesto por mi libertad de lector para mandar a paseo a los cargantes. Y también para equivocarme.

sábado, 22 de diciembre de 2007

Inutilidad (1922), de William Gerhardie

Cuando iba por la página 100 del libro, le pregunté a quien me lo había recomendado: "Todavía no he descubierto por qué me lo has recomendado". "Fue al contrario, te lo desaconsejé". "Ah, ya".
Durante la revolución rusa, el narrador conoce a una familia noble que resulta ser una madeja de líos afectivos y económicos. Con el paso del tiempo la madeja se complica todavía más.
Conversaciones absurdas, giros y situaciones disparatados.
Dudé si dejarlo en la página 100. Volví a dudar en la 150. Llegué al final (pág. 209) por aquello de la honrilla. También es verdad que no lo he leído en el mejor momento, porque el final de trimestre en la Educación es “la muerte pelá”.
Pero puestos a leer un libro que habla de vidas malgastadas, me hizo mucha más gracia El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati, dentro de que tampoco es un libro fácil. El de Gerhardie es frío y distante. En fin, como me dijo mi amigo, no os recomiendo Inutilidad.
Qué melancólicas, aunque fascinantes eran aquellas noches, aquella reunión de almas insatisfechas con la vida, siempre, pacientemente, esperando una mejoría; soportando aquel presente insatisfactorio porque creían que éste no era la vida real, que la vida se encontraba en algún lugar del futuro, y que esto no era sino un estadio temporal y transitorio que había que pasar sumidos en una paciente espera. Y eso hicieron, esperar año tras año, en busca de la vida, mientras la vida, inadvertidamente, sin hacer ruido, había apilado todos los años que a manos llenas ellos habían malgastado en la espera, y estaba allí, a sus espaldas, mientras ellos… seguían esperando. 2/5.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Por cierto, Alfonso, no me notas nada…

¡Peligro! El reto insuperable...
Esto puede ser que se ha cortado el pelo, o se ha puesto mechas, que estrena chaqueta, que está más delgada (medio kilo, uno…), que se ha hecho la cirugía estética (y adivina qué; o mejor: no adivines).
La experiencia tan universal la recoge también con gracia, en mi opinión, Kingsley Amis, en La suerte de Jim:

―Por cierto, James ―dijo Margaret, tomando la copa por el pie―, quiero decirte que te estoy enormemente agradecida por tu tacto durante las dos últimas semanas. Ha sido un rasgo de bondad por tu parte.
Dixon puso todas sus facultades en guardia. Los acertijos de apariencia inocua, e incluso agradable, eran señales seguras de un ataque inminente, el jinete misterioso que se dejaba ver mientras cabalgaba hacia el furgón del oro.
―No era consciente de haber tenido tanto tacto ―dijo, en un tono neutro.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Poemilla navideño

Como el soneto digamos que se me está retrasando un poco (eufemismo de vendedor), para apacentar a las masas ansiosas os dejo algo anterior. Como esta décima que escribí... el siglo pasado. Se titula “Belén (Navidad, finales del XX)”.

Entre tanto disparate
Dios vuelve a venir al mundo.
(O su amor es muy profundo
o está loco de remate.)
De este humilde escaparate
repleto de maravillas
blancas, pobres y sencillas,
yo, quizá, destacaría
esa serena alegría
que es para estar de rodillas.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

El taller del artista (6)

El taller del artista ha estado cerrado estos días. Es final de trimestre y eso supone exámenes y correcciones y cenas de Navidad... Representé con cinco alumnos de 15 y 16 años un juguetito cómico en inglés: The still alarm de George Kaufman. Salió... de aquella manera: aceptable. La mitad del reparto se me dio de baja dos o tres días antes de la representación porque no sé quién volvía de no sé dónde, sa'es, y daba una fiesta en su casa. Los sustitutos se portaron muy bien pero, evidentemente, aquello apenas estaba ensayado. Bastante orgulloso me siento de haber superado la crisis que provocó la fiesta.
El domingo 23 represento El patito feo. Os había dicho que os avisaría y os aviso, pero no os doy más datos no sea que os presentéis y pongamos en peligro nuestra amistad. Es una temeridad representarlo habiendo ensayado tan poco, pero sería una lástima no hacerlo. Hay que representarlo como sea.
Y el soneto...
Cuando a los ciclistas les fallan las piernas en una ascensión, empiezan a mover la cadera echando todo el peso del cuerpo sobre cada pedalada. Se dice entonces que suben "a golpe de riñón". Y así, a golpe de riñón, he intentado sacarlo adelante un par de veces. Pero todavía no.
Estos finales de trimestre vienen fatal para el estrés.

martes, 18 de diciembre de 2007

El guionista se estaba preparando el final

En la película de “El club de los poetas muertos” el profesor les sugiere a los alumnos que pueden utilizar la expresión “Oh, Capitán, mi Capitán” para dirigirse a él.
Se trata de un verso del poema que Walt Whitman dedica a Abraham Lincoln (aquí en inglés, aquí una versión en castellano). El poema habla del homenaje que unos marineros rinden a su capitán que consiguió llevar a puerto el barco pero falleció antes de arribar. No dejéis de echarle un vistazo al poema en alguna de las dos versiones.
Al final de la película los alumnos despiden a su admirado profesor Keating con esas palabras –“Oh Capitán, mi Capitán”– mientras se suben a las mesas. La analogía es impresionante: Keating, como Lincoln, ha logrado la libertad para otros pero a costa de su sacrificio. Lo que me disgusta de la situación es que la analogía la sugirió el propio Keating al principio de la película.
Si es Keating el que, al principio, dice a los chicos que le pueden llamar de esa manera, de algún modo puede decirse que es el propio Keating el que se está identificando con Lincoln (y esto es un poco pretencioso) y además anticipa proféticamente el final dramático de la película (y esto es un recurso tramposo del guionista).

lunes, 17 de diciembre de 2007

Espejito, espejito mágico

Dijo ayer la Madrastra de Educación ―digo... la Ministra― que el Sistema Educativo actual es "el mejor que hemos tenido nunca".
No sé si es malicia (cuanto más ignorantes, mejor para nosotros), irresponsabilidad (decir algo así es gratis) o, en el mejor de los casos, se trata de un prejuicio ideológico (el sistema es obra nuestra: tiene que ser bueno).
En cualquier caso, el resultado es de un sarcasmo cruel. ¡Qué falta de vergüenza!
Y usted que lo diga, señora Ministra, oiga, el mejor de nuestra historia... y parte del extranjero. Aquí lo que pasa es que hay gente imposible de contentar. El mejor del mundo mundial. "Y quien que dijere lo contrario, miente".

domingo, 16 de diciembre de 2007

La vida como un cartón de huevos

No sé por qué nos engañamos creyendo que la vida es previsible y segura, cuando en realidad no es más que un cartón de huevos: uno siempre tropieza y se queda a un paso de convertirla en una tortilla.
(Richard Paul Evans. El carrusel)

sábado, 15 de diciembre de 2007

En el taller del artista (5)

Ayer le di tal empujoncito al soneto que casi lo embarranco. Os presento (más o menos) los resultados:
Arranqué por un posible final. Siempre conviene tener asegurado el cierre del poema para no atascarse en un callejón sin salida. También para saber adónde vamos. Se me ocurrió que la mula termina el soneto con una queja: “¡hay que ser bestia!”. La queja es más divertida, por paradójica, si se dirige a un hombre, a los pastores: “¡hay que ser animal! ¡hay que ser bestia!” De ahí pasé a escribir estos:
El muy analfabruto ni siquiera
se ha sacudido el barro de las botas
y encima está sonándose los mocos.
¡Hay que ser animal!, ¡hay que ser bestia!
Que luego acabaron convertidos en dos tercetos íntegramente dirigidos a un pastor al que la mula pone a caldo y dicen así:
sin afeitar, diciendo palabrotas,
con las manos manchadas como pocos,
sin tomarse siquiera la molestia
de sacudirse el barro de las botas,
y ahora reza, llorando hasta los mocos.
¡Hay que ser animal!, ¡hay que ser bestia!
(“Con las manos manchadas”, no está muy conseguido, pero tiene un aire de conciencia culpable más interesante que “con la zamarra sucia”, por ejemplo. Dudo. Ese verso es el peor, tampoco la rima es buena. El penúltimo también debería mejorarse.)
Como veis, han cobrado los pastores un papel principal que no pretendía. De hecho, ya apenas le he encontrado sitio al buey en el poema. Tampoco he podido caracterizar a la mula. Encima me he atascado con los cuartetos, por obsesionarme con la idea de la “coz” y la “voz”. Tengo este cuarteto:
En cuanto la Señora al Niño acueste
voy a tener que dar un par de coces
porque están los gañanes dando voces
y hay un olor a cabra que es la peste.
Las dos rimas me resultan complicadas y ahí me atasqué. La de “acueste” y “peste” es porque tengo preparado el verso que enlaza con los tercetos: “y llegan como brutos, como éste”. En fin, si no resuelvo bien, tiro el cuarteto a la basura y empiezo con otras rimas. ¡Ya falta menos… para Navidad!

viernes, 14 de diciembre de 2007

Dios y el mundo (2000), de Joseph Ratzinger

Mientras la actualidad de Benedicto XVI está en su último libro, Jesús de Nazaret, o en su última encíclica, Spe Salvi, yo estaba todavía con lo anteantepenúltimo, el segundo libro publicado en colaboración con Peter Seewald.
Me he leído ya con éste tres libros de entrevistas: Informe sobre la fe, La sal de la tierra y éste (De los tres, elijo el segundo). Me interesaba conocer al Papa como persona. Desde su elección me han llamado la atención cosas que he visto en él o me han contado. Que toque el piano, que le gusten los gatos (¡glup!), su manera de hablar (sin apenas subrayar las frases, frente al estilo de Juan Pablo II), su sabiduría y su sencillez... Confieso que sigue siendo u misterio para mí aunque ahora lo conozco más.
Es un misterio que me causa admiración. Doy muchas gracias a Dios por este Papa. Su elección me pareció una prueba de la misericordia de Dios: "vamos a darles otro Papa espectacular y santo, pero totalmente distinto". Y, tras Juan Pablo, el conquistador; Benedicto, el pacífico.
A este libro de Dios y el mundo, en mi opinión, le sobran muchas páginas. Trata demasiadas cuestiones, hace demasiadas preguntas (llega a preguntarle ¡si existen los extraterrestres!). Y, claro, las respuestas a veces son obvias, y otras veces más originales y sugerentes, pero todas quedan sin desarrollar.
Dos detalles que me han llamado la atención (tampoco yo los voy a desarrollar): 1. La reivindicación de la autoridad (en el sentido de que amar no es conceder siempre). 2. Las virtudes que menciona, cuando trata de dibujar el perfil de la santidad ordinaria, son la honradez, la lealtad y la humildad. 4/5.

jueves, 13 de diciembre de 2007

¡Qué risa: los datos de Pisa!

El informe de Pisa pone la educación en España por los suelos. Comparados con los países desarrollados estamos bastante abajo y además en línea descendente: seguimos bajando. Peor aún en letras que en ciencias. Pues qué queréis que os diga, a mí las malas notas que nos ha dado el informe Pisa me han hecho mucha ilusión.
No es que me alegre de que quedemos mal y vayamos a peor. Los problemas de la educación están a la vista dentro de las aulas y los profesores percibimos el deterioro lo diga Pisa o no. Yo me alegro de que “la gente de la calle” se entere gracias a algún baremo (más o menos) objetivo. Y me alegro de que los políticos tengan ahí un problema, porque entonces puede que empiecen a buscarle una solución.
Educar en España en el siglo XXI, con una legislación complaciente con los alumnos (¡que no sufran!, ¡que no se traumen!, ¡que promocionen todos…!), con una crisis de la familia tan dramática y con los problemas derivados de una grande, súbita y heterogénea inmigración... educar en España, chico, se está volviéndo una tarea hercúlea. Y lo que viene...
Necesitamos que alguien haga algo y quizá los cates de Pisa nos ayuden a conseguirlo.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

En el taller del artista (4)

Revuelto de ideas sobre el soneto navideño de 2007. A la desesperada, acumulo cosas sin orden ni concierto.
Pensando en tozudez me vino la palabra "coz", "arrear una coz" ¡me gusta! Rima con "voz". Quizá la mula se responsabiliza del sueño del Niño: "Si alguien levanta la voz..." (porque estos pastores son más brutos que yo qué sé... y ensucian, y huelen...). Las rimas en aguda (voz, coz) no gustan a los puristas. A mí, sí.
Ronzal, albardas, hocico, cascos, herraduras, cebada.
Para la mula, el buey es "de mirada vacuna" (expresión clásica que incluye un ataque malintencionado porque es buey y no toro). Quizá la mula y el buey contrastan por su carácter: la mula, activista, nerviosa, empeñada en el calor, el silencio y el orden en el portal. El buey es todo pachorra, desquiciantemente pasivo.

martes, 11 de diciembre de 2007

Más extraño que la ficción (Stranger than fiction)


El protagonista de una novela descubre que su escritora se propone "matarlo". Al enterarse, sufre una pequeña crisis existencial (abandona la rutina; pasa a hacer lo que de verdad quiere) y trata de prolongar su vida acudiendo directamente a entrevistarse con la autora.
El mundo de la ficción y el de la realidad en la película son iguales pero paralelos al principio. En cuanto empiezan a cruzarse, quedan confundidos. El juego de mezclar realidad y ficción se parece al que utilizan otras historias de dar saltos en el tiempo y conectar el presente y el pasado: son juegos sugerentes pero se salen de la lógica y resultan incomprensibles. La historia se vuelve confusa, inevitablemente.
Lo más positivo es que anima al espectador a aprovechar el tiempo. Me recordó en eso aquella famosa anécdota ejemplarizante que se cuenta de san Luis Gonzaga: le preguntaron qué haría si supiera que le quedaba muy poca vida; lo que estoy haciendo, contestó, más o menos (disculpadme las imprecisiones, estoy escribiendo al vuelo).
La película me recordó también a Niebla, de Unamuno. Unamuno veía en la férrea relación que mantiene el autor con su personaje una metáfora (resentida) de la relación del Creador con su criatura. En Más extraño que la ficción ese nivel sólo se roza. Se pasa por él como con miedo, de puntillas, sin profundizar. Y el “personaje” es muy dócil; no se enfrenta con su autora (como sí hace Augusto Pérez con Unamuno).
Dos apuntes más:
1. Cuando el protagonista decide declararse a la chica le dice "te deseo". No sé en qué términos se expresa en inglés, pero así dicho me pareció una declaración de amor de impresionante voracidad. ¡A la cama!: no perdamos tiempo, que no me sobra. ¡¡Viva el romanticismo!!
2. Puestos a jugar a la narratología (como hace el guión), es un poco burdo identificar (como hace el guión) “narrador omnisciente” y “autora”. 3/5.

lunes, 10 de diciembre de 2007

el mar, el mar y no pensar en nada

Es el conocido verso final del poema “Ocaso” de Manuel Machado. Lo traigo aquí para acompañarlo también de un magnífico homenaje de Carlos Murciano, menos conocido. El de Machado refleja un cansancio vital y el de Murciano trata más bien de un desengaño amoroso.

“Ocaso”

Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde… El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.
Pero su seno el mar alzó potente,
y el sol, al fin, como en soberbio lecho,
hundió en las olas la dorada frente,
en una brasa cárdena deshecho.
Para mi pobre cuerpo dolorido
para mi triste alma lacerada,
para mi yerto corazón herido,
para mi amarga vida fatigada…
¡el mar amado, el mar apetecido,
el mar, el mar, y no pensar en nada!...

(Manuel Machado, Ars moriendi)

“En nada”

Y no pensar en nada. Mar doliente.
Rodar sobre la arena del verano.
Olvidar que al alcance de la mano
hubo un mundo remoto y diferente.
Rechazar los recuerdos. De repente,
el mar grita tu nombre y grita en vano.
No hay que pensar en nada. Ya no. Ya no.
Ojo por ojo, sí, diente por diente.
Una muchacha es siempre como un río
dulce y desesperado, mas de acero:
estilete, puñal, cuchillo, espada.
Se hunde en el mar del pecho. Mira el mío.
Pero ya no. Pero ya nunca. Pero…
el mar, el mar, y no pensar en nada.
(Carlos Murciano, Del tiempo y soledad)

domingo, 9 de diciembre de 2007

En el taller del artista (3)

Continúo la serie sobre mi poema navideño in fieri. Ya he elegido personaje sobre el que escribiré este año el soneto: la mula.
En el Evangelio nada se dice de la presencia de una mula en el Portal, pero la tradición supone que la Virgen (en avanzado estado de gestación) debió viajar de Nazaret en mula o borriquillo. Tiene, por eso, el encanto de lo que es mera tradición. Con este personaje me acerco al Misterio (Jesús, José y María) sin llegar a tocarlo. Al poner voz a un irracional, además, participo en el aire infantil que para mí tienen los belenes caseros (donde no importa mezclar figuras de tamaños distintos o pastores con motoristas)
Tiene el encanto de ser un personaje de mal carácter que interviene en una obra de misericordia. Es gruñón pero caritativo. Hace pareja con el buey pero quizás rivaliza con él; porque, aunque el buey está también en el portal y va asociado a partes iguales con la mula, no tiene los mismos méritos pues no hizo el viaje desde Nazaret. ¿Celos?
Otra idea que puedo aprovechar es que las mulas tienen fama de tercas: por ahí puede buscarse otra pista.
Ya sólo falta ponerme. ¡Pero se me echan encima las Navidades!

sábado, 8 de diciembre de 2007

¡¡¡Felicidades (a las tres Inmas)!!!

Veréis: hoy es la Inmaculada. Hoy es una fiesta grande de la Madre de Dios y un motivo de profundo orgullo para los españoles, porque en España se celebraba esta fiesta desde muy antiguo. El Papa corona de flores hoy a la Virgen en Roma en Piazza Espagna (ahí queda eso). Y hoy es el santo de mamá y de mi hermana Inma. He elegido para ilustrar esta entrada una de las más bonitas esculturas del arte barroco español. Una joya labrada en 1656 por Alonso Cano. Es una talla pequeña y graciosa: la llaman algunos la Inmaculadita porque mide medio metro nada más. Es una escultura de madera policromada, de una finura que impresiona. Se conserva en la Sacristía de la Catedral de Granada. Para el que quiera leer algo sobre ella, os dejo una buena presentación en pdf (aquí).

viernes, 7 de diciembre de 2007

Yo no esperaré

En el librillo de Cinco panes y dos peces, del cardenal vietnamita Nguyen Van Thuan, me encontré con una concepción del tiempo que comparto y que, más o menos, intenté explicar en una entrada anterior (aquí). Al escribir esa entrada, me acordé de este pasaje que ahora os traigo. Hablaba el difunto cardenal de su injusta detención y traslado a un campo de internamiento:

Esa noche, durante el trayecto de 450 km que me lleva al lugar de mi residencia obligatoria, me vienen a la mente muchos pensamientos confusos: tristeza, abandono, cansancio, después de tres meses de tensiones… Pero en mi mente surge claramente una palabra que disipa toda oscuridad, la palabra que Mons. John Walsh, obispo misionero en China, pronunció cuando fue liberado después de doce años de cautiverio: “He pasado la mitad de mi vida esperando”. Es una gran verdad: todos los prisioneros, incluido yo mismo, esperan cada minuto su liberación. Pero después decidí: “Yo no esperaré. Voy a vivir el momento presente colmándolo de amor.”

No es una inspiración improvisada, sino una convicción que he madurado durante toda la vida. Si me paso el tiempo esperando, quizá las cosas que espero nunca lleguen. Lo único que con seguridad me llegará será la muerte.
Pensando en el futuro que esperamos, podemos desatender el presente que estamos viviendo.

jueves, 6 de diciembre de 2007

Cometas en el cielo (2003), de Khaled Hosseini

El narrador, Amir, es un niño afgano, íntimo amigo de su fiel criado (de la misma edad) Hassan. Cuando más ayuda necesita Hassan, Amir se aleja de él por cobardía.
Pasan los años y Amir ha recompuesto su vida en Estados Unidos pero vuelve a encontrarse con el pasado y con la vida de su fiel Hassan.
La novela es dura, agridulce pero tiene un encanto que me recordó a Cisnes Salvajes de Jung Chang: en un país desconocido, con reglas sociales y religiosas imprevisibles, uno reconoce las virtudes de las personas de bien, y esa admiración te hermana con el más extraño.
Cometas en el cielo tiene numerosos finales. Llegas a un punto en que parece que todo está dicho y de pronto la novela parece empezar otra vez. El escritor es muy delicado en sus comentarios; dice las cosas y las deja, sin cargar la mano. Me ha gustado mucho. Me ha admirado.
El fondo de esta novela son además los dramáticos últimos veinticinco años de Afganistán. Un desastre completo.
Creo que la han llevado al cine, por ahí he visto que circulan los trailers. No me apetece ver la película.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Como quien no quiere la cosa

Nada permite tanto dárselas de algo como decir: "Acabo de llegar de China". Y todavía hoy, cuando intuyo que alguien no me admira lo suficiente, recurro a un "cuando vivía en Pekín", pronunciado como quien no quiere la cosa y en un tono de voz indiferente.
Es una especificidad real, ya que, después de todo, también podría decir "cuando vivía en Laos", que resultaría mucho más excepcional. Pero no tiene tanto glamour. China es lo clásico, lo incondicional, es Chanel nº 5.
(Amelie Nothomb, El sabotaje amoroso)

martes, 4 de diciembre de 2007

En el taller del artista (2)

Ya he adelantado (en la primera parte) que escribiré un soneto. ¿Por qué? Me alegra que me hagáis esa pregunta: 1) porque me he aficionado a esa estrofa, que es la reina de las estrofas; 2) porque el soneto es como un potro de tortura para las ideas (la obliga a someterse) y yo entiendo mi labor poética como un aprendizaje; y finalmente, 3) porque así, después de muchas Navidades, tendré un ramillete de sonetos (que podrá constituir un libro póstumo) en vez de una colección heterogénea de poesías cada una de su padre y de su madre.El tema lo tengo también acotado. Será sobre un personaje del belén. Cada soneto es como una figurita. Ya he escrito un soneto de un pastor, otro del posadero, un angelote, y el rey Melchor. En general eludo (por miedo) las figuras centrales y voy poniendo las secundarias. Todavía no he elegido el personaje para estas Navidades.

lunes, 3 de diciembre de 2007

La ganadora (The prize winner of Defiance, Ohio)

Película sobre una madre de diez hijos, que participa en todos los concursos habidos y por haber para sacar adelante a la familia. El marido es alcohólico, violento y autocompasivo.
No es frecuente que el cine se interese por personajes ejemplares, como en este caso por una madre católica con familia numerosa. En esta película la protagonista es excepcional. Aguanta con increíble paciencia las ofensas y humillaciones que recibe y mantiene la calma y la esperanza en las ocasiones más complicadas.
Me ha desconcertado, sin embargo, que la película nos oculte su faceta religiosa. Y, en general, su mundo interior. Sólo tardíamente empezará a confiarse a su hija mayor y nos desvelará un poco de esa misteriosa y extraordinaria interioridad. Hay, sí, una conversación con un sacerdote; pero resulta frustrante, al menos para el espectador.
No se la ve rezar. Sabemos que lo hace (se dice al final, por ejemplo, que visitaba al Señor en la Iglesia a diario) pero no se ve. Sorprende una vez a sus hijos, escondidos rezando el rosario y ella se emociona pero no dice nada, ni se une a ellos. ¿No reza ella ante los muchos problemas que la rodean? ¿Y por qué se esconden los hijos para rezar el rosario? ¿Ninguna referencia a Dios cuando ganaba esos providenciales concursos? Si la película hubiera mostrado su relación con Dios, si no omitiera ese aspecto, el personaje sería más próximo y amable; emocionaría. Tal y como se describe, sola y muda en medio de las tormentas, tiene un punto de extraña frialdad que roza lo inhumano.
Me gusta mucho como actriz Julianne Moore. También aquí, pese a lo dicho sobre su personaje. 4/5.

domingo, 2 de diciembre de 2007

En el taller del artista (1)

Hace tiempo decidí que debía felicitar las Navidades de algún modo artístico: ¡Escribir un poema, claro! Por culpa de esta feliz idea, desde entonces, algunos años en los que las musas se hacen de rogar, me acaba pillando el toro y al final no felicito. (Triste, triste: no escribir ni por Navidad).
Hoy comienza el Adviento (de "adventum", próximo a la llegada). Emprendo mi poema navideño y os iré explicando mis progresos. Os invito al taller del artista, a asistir a la gestación (ejem) de un soneto (¡ah!). Lo que los ingleses llamarían un soneto "in the making". Esto puede acabar en éxito o en fracaso (o en un mitad y mitad). Veremos. Continuará.

sábado, 1 de diciembre de 2007

Tengo una pecera en mi blog

La he traído para que descanses un rato. Pero poco, ¿eh? A ver cómo sale en la entrada, que en esto del diseño soy un poco torpe.

http://www.sharkbreak.com/

viernes, 30 de noviembre de 2007

Ahora grito para que no me cambien a mí

Leí una vez la historia de un profeta que predicaba sin éxito la conversión de una ciudad. Se le acercó un niño que le preguntó por qué seguía predicando si nadie le hacía caso. Al principio ―le respondió el profeta― predicaba para que la gente cambiara. Ahora lo hago para que no me cambien a mí.
Hoy iré por la tarde (18.30 h.) a una concentración ante el Ministerio de Sanidad en protesta por los abusos de ley que las clínicas abortistas barcelonesas cometían. Criminal y repugnante.
No espero nada de esa concentración. Creo que el movimiento abortista es visceral y no se deja convencer por razones ni protestas. Pero yo no puedo estar callado ante una catástrofe semejante. Como les pasó a los alemanes durante el nazismo; que no digan después que nadie alzó la voz. Que no me vuelva yo también insensible.

jueves, 29 de noviembre de 2007

El puesto del soldado

Se dice que cada español lleva dentro un seleccionador nacional de fútbol. Porque (los varones al menos) tenemos claro qué jugadores deberían formar parte del equipo y cuáles no. Sabemos además perfectamente (a toro pasado) por qué se produjo la victoria o la derrota.
En nuestras empresas solemos saber también mejor que el jefe qué habría que hacer, mejor que el Alcalde de nuestra ciudad cómo arreglar el tráfico y mejor que el Gobierno cómo habría que dirigir el país.
En el combate, el soldado tiende a despotricar de sus jefes. Pero resulta absurdo y contraproducente que pretenda ganar él la guerra o establecer él la táctica. Tiene que estar en su lugar y cumplir lo mejor posible su tarea. Que cumpla con su misión y que (para suerte suya o desgracia) confíe en sus generales.
Uno debe asumir con sencillez el lugar que ocupa en la vida.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Elogio de la disciplina (2006), de Bernhard Bueb

El autor es un pedagogo que intenta compensar el exceso de comprensión y tolerancia en la educación. Hace, por eso, un alegato en favor de la disciplina, la obediencia, los castigos, la autoridad y algún otro concepto con mala prensa. Escribe pensando en Alemania donde, a la relajación de la autoridad general en Occidente, se suman los complejos ante el horror del nazismo. Bueb recuerda una metáfora de Thomas Mann: cuando el marinero nota que la barca se escora hacia un lado, él se inclina hacia el otro y su libro es un intento de reforzar aspectos de la educación indebidamente desprestigiados en las corrientes pedagógicas en boga.
La libertad es un objetivo de la educación pero no debe ser el método; los alumnos deben llegar a poseer autodominio pero ese autodominio no se les debe presuponer. Muy recomendable para educadores y también para padres.
Me gustó encontrarme con algunas referencias de cine y literatura que van también en mi mochila: el caso de Anna Sullivan y Helen Keller (Bueb no lo hace pero yo recomiendo vivísimamente la película El milagro de Anna Sullivan), el documental alemán Rhythm is it! (muy interesante también para educadores) y la novela de William Golding El señor de las moscas (aunque yo le veo a la novela una intención más religiosa y social que pedagógica). 4/5.

martes, 27 de noviembre de 2007

Sísifo y el educador

Cada vez que abandona la escuela una generación de adolescentes formados hasta cierto punto, llega una nueva generación de muchachos no educados. Es una situación parecida a la de Sísifo, quien, según el mito griego, estaba condenado hasta la eternidad a subir rodando una piedra hasta la cima de una montaña. Cuando llegaba arriba la piedra volvía a descender rodando y todo el proceso comenzaba de nuevo. Disciplinar es agotador y lleva a la conocida deformación profesional. Hay que ser indulgente con los maestros.
(Bernhard Bueb. Elogio de la disciplina)

lunes, 26 de noviembre de 2007

84 Charing Cross Road (1970), de Helen Hanff

Helen, desde USA, escribe a una librería londinense de libros usados y les hace un pedido. Después de ése vendrán otros y surge así un divertido epistolario en el que, entre encargos y facturas, se va colando la vida.
A través del cruce de cartas percibimos la personalidad de la escritora americana (muy fuerte, impulsiva y chispeante), la personalidad del dependiente de la tienda (muy inglés, muy educado, muy celoso de su relación con la escritora), el amor a los libros, el contraste entre la sociedad americana y la inglesa, y un montón de cosas más. Mucho en muy pocas páginas.
Sobre el epistolario hay una obra de teatro y una película (con Anthony Hopkins y Anne Bancroft).

domingo, 25 de noviembre de 2007

No dejes los libros boca abajo

Se acercó precipitadamente a su biblioteca. Un volumen rojo estaba puesto al revés. Se había dado cuenta de ello, y temiendo quizá que en esta posición al libro le diera de un momento a otro una embolia, acudió en su auxilio. Le dio la vuelta y lo salvó.
(Dezsö Kosztolányi, La cometa dorada)

sábado, 24 de noviembre de 2007

Si tienes tiempo y un poquito de silencio

No más de diez minutos para hacerse una idea.
Es una pianista venezolana de la que habló Magistra Mater (aquí). Se llama Gabriela Montero y se especializa en improvisaciones, variaciones sobre una melodía. Su página web está en inglés (aquí) y tiene algún otro ejemplo muy bonito. Aquí os pongo enlazado este vídeo de youtube. Es un concierto en Colonia. Son seis minutos jugando con una canción popular alemana. El público parece disfrutar un montón. Yo, al menos, también.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Los asesinos, sus víctimas y los demás

En España una banda de asesinos sin escrúpulos (ETA) lleva 40 años hostigándonos por razones políticas.
Hay muchas vidas rotas y familias injusta y cruelmente golpeadas por ellos.
Y luego estamos nosotros, los demás, los que no somos ni verdugos ni víctimas.
Los demás podemos ser observadores o alistarnos a un bando del "conflicto".
Yo, en esto, sin serlo, me considero una víctima (y además en realidad lo soy: víctima potencial).
Mañana Dios mediante estaré en la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo a las 17.00. Porque la AVT pide ayuda y estar junto a las víctimas me parece la única postura digna en esta desgraciada historia.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Dichoso es cualquier casado…

Hablando de Orfeo y Eurídice, mirad cómo se burla Quevedo de su historia. También se burla de las mujeres (alguna mala experiencia, ¡qué sé yo!), pero yo lo traigo aquí por la parodia del mito que comentábamos ayer. Los artistas del barroco son a veces muy gamberros y Quevedo especialmente. En su romance “Orfeo y Eurídice”, Orfeo es elevado a paradigma del esposo feliz… porque enviudó dos veces. ¡Qué mala idea!

Orfeo por su mujer,
dicen que bajó al Infierno;
y por su mujer no pudo
bajar a otra parte Orfeo.
Dicen que bajó cantando
y por sin duda lo tengo,
pues en tanto que iba viudo,
cantaría de contento.
(…)

Al fin pudo con su voz
persuadir los sordos reinos;
aunque el darle a su mujer
fue más castigo que premio.
Diéronsela lastimados,
pero con Ley se la dieron:
que la lleve y no la mire,
ambos muy duros preceptos.
(…)

Volvió la cabeza el triste;
si fue adrede, fue bien hecho;
si acaso, pues la perdió,
acertó esta vez por yerro.
(…)

Dichoso es cualquier casado
que una vez quedó soltero;
mas de una mujer dos veces,
es ya de la dicha extremo.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Así que Usted comprenderá (2006), de Claudio Magris

Magris siempre me había infundido cierto respeto: oía elogios de peso sobre él, pero las contraportadas de sus libros no terminaban de animarme.
Este librito me atrajo por su tema (recreación del mito de Orfeo y Eurídice) y por su brevedad (50 págs.). Ideal para un primer acercamiento. Se mueve, además, en un territorio sugerente de mezcla de arte y de vida. El libro es también una elegía.
El tono es desenfadado. Habla Eurídice explicando por qué se queda en el más allá. Y lo hace con un estilo que mezcla lo lírico y elegante con lo coloquial y el marco del mundo clásico con el de los tiempos actuales.
Parte del objetivo de la narración es recrear el mundo de ultratumba. El Más Allá que se describe es un híbrido entre el limbo y una residencia geriátrica. No se puede definir propiamente como Vida Eterna, porque no es vida: es un estado insípido, casi de hibernación. Ni premio ni castigo. Un lugar frío y gris, donde las pasiones se han apagado. Hay allí, sin embargo, cierta promiscuidad sexual, lo que resulta desconcertante. Por un lado, las relaciones sexuales se presentan como uno de los elementos nucleares de la relación matrimonial de Orfeo y Eurídice y, por otro, se desdramatizan los adulterios de él y se trivializa la infidelidad y su importancia moral. En cualquier caso, el tema resulta recurrente.
Como elegía a la esposa, prefiero Una pena en observación de C. S. Lewis o Señora de rojo sobre fondo gris de M. Delibes. Como recreación de un mito, recuerdo con más agrado Con mis mil ojos de P. Capriolo, sobre el mito de Narciso. 3/5.

martes, 20 de noviembre de 2007

El patito feo, de Alan A. Milne

Es una obra teatral corta (The ugly duckling, 1941) cuya traducción acabo de terminar. Estamos montando un grupo de teatro y queremos representarla en Navidades. Argumento: La princesa Camilla es poco agraciada y no hay quien la case. Para evitar que el príncipe Simon salga huyendo (como los anteriores pretendientes), la Reina dispone que la hermosa doncella Dulcibella se disfrace de princesa y, acordado el matrimonio, ya le darán al Príncipe luego el cambiazo en la ceremonia. Pero Simon, por el mismo motivo, también ha mandado a un paje ocupando su lugar. Un cuento de los de los libros: una historia amable, divertida y con final feliz.
El autor es Alan Alexander Milne (tenéis algo de información sobre él aquí) y es conocido sobre todo por unos libros infantiles que tienen al osito Winnie de Pooh como protagonista. Yo conocía ya otra obra teatral suya que también he traducido: “El chico ha vuelto a casa” (The boy comes home). Breve pero también muy interesante.
Si llegamos a representar “El patito feo” os avisaré.

lunes, 19 de noviembre de 2007

El gallo kiriko

Cuando estaba en la universidad tenía un despertador muy gracioso: era un armatoste grande (25 cm de altura) con forma de huevo. La alarma se ponía en marcha levantando la tapa (como si se tratara de un huevo duro) y su sonido era el canto de un gallo. Al principio uno se transportaba por las mañanas a una granja en el campo gracias al gallo. Al principio.
El sonido provenía de un disco muy rudimentario leído por una aguja que imagino también bastante grosera: se podía oír fácilmente cómo la aguja entraba en el surco dos o tres segundos antes de que el gallo se arrancara.
Pronto la gracia dejó de tener gracia.
En cuanto la aguja entraba en el surco, me despertaba obsesionado con apagar la alarma antes de que cantara el gallo. El despertador admitía un trato brusco. No se rompió. Pero no sé qué pasó con él. Supongo que un día decidí no seguir sufriendo con un despertador tan simpático.

domingo, 18 de noviembre de 2007

Sé que vendrás

Como estamos en noviembre, os dejo este hermoso soneto otoñal dedicado a la muerte. Me gusta especialmente el primer terceto: Tengo ya el pino, tengo la madera...

Sé que vendrás de noche o de mañana
con andar presuroso o paso lento,
la lengua muda o largo el parlamento,
la cita urgida o la demora vana.

Entrarás por la puerta o la ventana
disfrazada de huésped o de viento,
como final de fiesta o nacimiento,
siempre lejana o siempre tan cercana.

Tengo ya el pino, tengo la madera,
el olor de una rosa contratado
y una mortaja de alas para el viaje.

Tengo la piedra que la fecha espera,
la fosa abierta y el cajón cerrado,
lo que no tengo es nada de equipaje.


(Joaquín Antonio Peñalosa, Un pequeño inmenso amor)

sábado, 17 de noviembre de 2007

La patente de corso (1988), de Patrick O’Brian

Duodécima novela de la serie de Aubrey y Maturin. Aubrey ha sido expulsado de la Armada por su implicación en un escándalo financiero pero recupera la fragata Surprise y obtiene patente de corso (permiso para piratear). Estamos a principios del sg. XIX e Inglaterra está en guerra con Napoleón.

Leí los diez primeros capítulos bastante seguidos y con satisfacción. Luego disfruté bastante con Master and Commander (soy, además, forofo de Peter Weir) y ahora vuelvo a la serie cuando quiero despejar la mente.
No sé de náutica y no entiendo toda esa jerga de trinquetes, batayolas, obenques y coyes pero tampoco el doctor Maturin se aclara y sin embargo se lo pasa bien embarcado. Disfruto con la recreación costumbrista de la vida en una fragata de entonces y con las lecciones prácticas de ejercicio de mando que Jack Aubrey dispensa.
"Cuando era capitán de barcos del rey, Jack Aubrey nunca había hablado con nadie de este tipo de asuntos. Siempre había guardado silencio sobre las cuestiones estratégicas y las tácticas adecuadas para sostener un combate, aunque no porque siguiera ninguna teoría, sino porque le parecía obvio que un capitán estaba al mando de un barco para mandar y no para pedir consejo o presidir un comité. Conocía capitanes que habían formado consejos para consultarles asuntos de guerra, y el resultado casi siempre había sido una prudente retirada o la falta de un ataque decisivo."
Me lo he leído en un izar y arriar de velas. 4/5.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Cuando salgas apaga la luz


De pequeño habré recibido cientos de enseñanzas. Una de las que recuerdo es la insistencia (muchas veces casi exasperada) de papá recordándonos que apagásemos la luz al salir de un cuarto. De niños éramos muy atolondrados, aunque no teníamos mala voluntad.
Me llevé una sorpresa un día que descubrí que yo apagaba las luces y me daba cuenta si se quedaban encendidas. Me emocionó: ¡me había cambiado de bando sin saber!
Y guardo desde entonces la seguridad de que en la educación hay que armarse de paciencia y trabajar a largo plazo. Aunque hacen falta nervios de acero.

jueves, 15 de noviembre de 2007

No te confíes

La vida guarda sorpresas para todos
como una carretera sin señalizaciones

(y con la misma ráfaga de viento
una llama se aviva y otra muere).

miércoles, 14 de noviembre de 2007

La soledad del gangster

Algunas veces imaginé su soledad como la de un gangster de cinematógrafo que, no bien ha enviado sus hombres al crimen, se queda solo en su estudio monumental, aspira el olor de una gardenia y ejecuta luego tiernamente una sonata de Beethoven en su larguísimo piano de cola.


(Leopoldo Marechal. Adán Buenosayres)

martes, 13 de noviembre de 2007

A bordo de la fragata Surprise


Todos los libros tienen algo de evasión. Me permiten entrar en un mundo lejano y ajeno. Pero los libros de Patrick O’Brian, los de la serie de Maturin y Aubrey, me llevan de viaje a principios del siglo XIX a bordo de un barco velero por el ancho y vasto mar. Y pasamos tormentas y nos enfrentamos a cañonazo limpio con barcos enemigos…

Pues bien, me he embarcado en el volumen 12 de la serie: “La patente de corso”. Fue, ¡atención!, un regalo de Reyes del 2006. Ha tardado en encontrar su momento pero le ha llegado la hora. ¿Os llegan las salpicaduras de la espuma al batir las olas contra el casco? ¿No se os cuela por entre las ropas el frío cortante de la brisa marina?

Espero volver.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Hombres en armas (1952), de Evelyn Waugh

El protagonista es Guy Crouchback, aristócrata, inglés, católico, de treinta y pocos años y con un matrimonio fracasado a sus espaldas. Tratando de dar un giro a una vida sin horizontes se alista en el ejército (para combatir en la Segunda Guerra Mundial). La experiencia militar resulta una nueva frustración.
Waugh es un novelista elegante e inteligente. Permite que su protagonista se vaya definiendo, a los ojos del lector, a través de sus diálogos con otros personajes, sin necesidad de que el narrador intervenga en exceso. A veces es tan sutil que se me habrían escapado muchos detalles si no fuera por las notas a pie de página que trae la edición de “Letras Universales”.
Los diálogos son muy expresivos. Pero la novela apenas tiene argumento y el mundo que describe no acaba de interesar, resulta lejano y apagado. Los personajes secundarios además son mero decorado, muy secundarios. Esta falta de gancho ha contribuido a que se me haya atascado bastante su lectura. Aunque también ha influido que he tenido un periodo de exámenes por medio y he tenido que aparcar el libro. Hombres en armas pertenece a una trilogía, pero creo que me voy a perdonar los otros dos. Evelyn Waugh me cae bien pero no sintonizo del todo con su mundo aristocrático y decadente.
Me ha llamado la atención la frecuente aparición de referencias religiosas, especialmente católicas. Son comentarios breves pero reiterados. Da la impresión de que el autor tiene el propósito explícito de llamar la atención en ese punto.
¡Ah! Me falta decir que en la última página se nombra a La Coruña. Eso sí que ha sido una sorpresa. Aunque es algo completamente colateral. Resulta que, elogiando la solemnidad de un funeral militar, un personaje comenta: “Ha sido igual que el entierro de Sir John Moore en La Coruña.” Otro le corrige: “¿Seguro que no te refieres al del duque de Wellington en San Pablo?” Según aclaran las notas a pie de página, se trata en ambos casos de referencias literarias a poemas: uno de Charles Wolfe (“The Burial of Sir John Moore”) y otro de Lord Tennyson (“Ode on the Death of the Duke of Wellington”). 3/5.

Añado un enlace con un blog en que ayer se comentaba, de manera más elogiosa, otra obra de Waugh (aquí)

domingo, 11 de noviembre de 2007

Mansfield Park

Suelo disfrutar con las películas basadas en obras literarias porque las escenas de la película se enriquecen con todo el mundo del libro. Pero en este caso no había leído la novela de Jane Austen que esta película recrea. Y lo lamento. No puedo valorar además la mayor o menor fidelidad de la adaptación. En cualquier caso, me ha dado la impresión de que la protagonista, Fanny Price, está rodeada de un mundo bastante inmoral. Tanto en los personajes de Mansfield Park como (por culpa del padre) en Portsmouth. Y me pareció más opresivo de lo que he leído en otras novelas de Austen o visto en otras adaptaciones en cine. Ordinariamente, las heroínas de Austen luchan contra un entorno social rígido, pero aquí también es un entorno corrompido. Tengo ganas de leer la novela, para ver si eso es así. Un año de estos.
No me ha gustado el ritmo de la película, pero sí mucho las actuaciones (bastante sobrias) y también me ha gustado algo que no sé si es fotografía o iluminación pero que tiene que ver con la impresión de realidad de los escenarios interiores, sobre todo.
Dos citas: Susy le pregunta a su hermana Fanny sobre una decisión que ha tomado: ―¿Estás segura? Fanny le responde: ―No tengo talento para la certeza, Susy. La otra frase la dice la aristocrática y frívola miss Crawford para ridiculizar ciertos planteamientos: ¡Estamos en 1806, por Dios! 3/5.

sábado, 10 de noviembre de 2007

No dejemos a nadie del todo

Me encanta este poemilla de Gloria Fuertes. Con una sencillez cáustica se preocupa de un perro, sugiere para él, irónicamente, un sucedáneo del amor y deja que por la herida asome su propio corazón dolorido.

No dejemos a nadie del todo
Si te vas y dejas al perro solo,
métele una zapatilla en la perrera,
olerá a ti,
se creerá que estás,
se sentirá mejor.

(Gloria Fuertes, Historias de Gloria)

viernes, 9 de noviembre de 2007

Gustavo Adolfo Bécquer

Perde me pedía en un comentario reciente (aquí) que le dedicara alguna entrada a Gustavo Adolfo Bécquer. Y aquí vengo a intentarlo, a ver si no me estrello.
Bécquer comparte con Garcilaso de la Vega el mérito y la capacidad de recuperar para la poesía la sintonía sentimental con el lector. Por eso, ambos poetas han supuesto hitos trascendentales de la poesía en español. De Bécquer aprenden los modernistas, Juan Ramón, la generación del 27... Es, sin duda, uno de los grandes.
Pero así como a Garcilaso lo tengo en "mi estantería", a Bécquer no. Su poesía me resulta dulzona en exceso. Mucha exclamación, muchas tupidas madreselvas y pálida frente y amor fatal. En demasiadas ocasiones sus poemas me parecen una parodia, y no logro tomármelos en serio.
Yo cuando leo "Mi vida es un erial: / Flor que toco se deshoja..." recupero el ánimo y salgo con una sonrisa, por muy profundo que fuera el bache en el que estaba.

Y eso al margen de que Gustavo Adolfo es un nombre como para protagonizar un culebrón venezolano.

jueves, 8 de noviembre de 2007

Incompetencia

Si estás convencido de que puedes compensar tu falta de maña con tu tenacidad, tus fracasos no tendrán límite.


O dicho a lo llano y común: Nada más peligroso que un tonto con iniciativa.


miércoles, 7 de noviembre de 2007

Avistado un nuevo terrícola

Mira que somos millones en el Planeta, y más millones los que han sido, pero éste de ahora es nuevecito del todo y, como hogaza de pan recién horneado, acaba de hacer su aparición en el mundo.
Se llama Santiago y ha nacido en La Coruña. Sus padres, cómplices necesarios, son Miriam y José Antonio. Mi hermana Miriam, en particular, se ha encargado de la trabajosa tarea de gestarlo y darlo a luz, tarea que concluyó ayer felizmente. Ahora habrá que hacerlo un hombre, pero no temáis: ¡Miriam es veterinaria! (Los principios básicos están asegurados.)

En algún lugar de mi móvil hay una foto del protagonista. Si hubiera sabido dar con ella, quizá hubiera podido ilustrar esta entrada, pero no he sabido. De todas formas (digan lo que digan las mujeres) estoy seguro de que todos podemos hacernos una idea muy aproximada de lo guapísimo que es Santiago.
Felicidades a los padres y una calurosa bienvenida al enano. ¡Un nuevo terrícola en el Planeta! Me atormenta la incógnita de cómo repercutirá el hecho sobre el Cambio Climático. Espero que sea para bien.

Aprovecho la ocasión, que yo mismo me brindo en esta entrada conmemorativa, para dejar también una calurosa felicitación a otra terrícola, mi hermana Carina, que hoy está de cumple y de santo.

martes, 6 de noviembre de 2007

Globalización

En Dios y el mundo, al ser preguntado por la globalización, el entonces card. Ratzinger opina que constituye un fenómeno empobrecedor que genera insatisfacción: "Si [el ser humano] sólo se une en la superficie, lo profundo que hay en él se rebela contra una uniformidad en la que el individuo se reconoce después como esclavizado."
Explica cómo en la tradición cristiana el Antiguo Testamento se interpreta a la luz del Nuevo y, en particular, el pasaje de Babel tiene un contraste neotestamentario en Pentecostés. En Pentecostés la diversidad de lenguas no impide la unidad profunda, de corazón. "Unidad" es un concepto distinto de "uniformidad".

lunes, 5 de noviembre de 2007

Como un fragor de sangre


Repasas el equipo,
eliges municiones,
supervisas con celo el armamento
(el índice acaricia la mira y el gatillo).
Te acercas a la hoguera
apurando las horas de la noche
junto a los camaradas, que comparten
la euforia de la espera:
las ebrias horas de antes de un combate.
Será cuando amanezca.
Esa febril locura de gritos y explosiones
estallará de pronto como un arco tensado
como un fragor de sangre que se agolpa en las sienes
y no habrá que pensar
sino sólo matar
y correr
y matar.
Sobre la tierra dura retornará el silencio,
retornará la noche.
Y una tela de escarcha se posará ignorante
—bien lo sabes—
sobre el suelo poblado de cadáveres mudos.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Dialogues de carmélites, de Francis Poulenc


La ópera es moderna, se estrenó en 1957. Lo primero que debo aclarar es que mi formación musical es pésima. Y, que yo recuerde, he asistido a dos óperas en directo en mi vida.
He visto ésta en dvd porque lo que Tomás Alfaro decía sobre ella (en Al sueño de la muerte hablo despierto. La reseña aquí) me interesó.
Está basada en una obra de teatro de Bernanos con el mismo título. Bernanos se inspiró en la novela La última en el cadalso de Gertrud von Le Fort. A su vez, la novela se inspira en los diarios auténticos de una monja carmelita que se salvó de morir guillotinada con sus 16 compañeras el 17 de julio de 1794.
Yo conocía y admiraba la novela y el drama y con tales apoyos me vi con fuerzas para afrontar la ópera. Bien. La música es arisca, evita constantemente las posibilidades líricas (no hay las clásicas arias donde un personaje se recrea a su gusto). Me pareció la singladura de un barco en una noche de tormenta: constantes dificultades y amenazas sin tregua. De vez en cuando un descanso pequeño o una oración y de nuevo las olas y la inclemencia.
De todas formas, las asperezas de la música están subordinadas a una idea comprensible para mí y eso me hace encontrarles interés. El tema principal (el miedo, la debilidad, la gracia) es apasionante y está muy bien tratado. 4/5.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Tachando los días que faltan

Durante el servicio militar era frecuente encontrarse personas que llevaban un calendario con los días de "mili" que les quedaban y en el que tachaban, felices y contentos, los días ya cumplidos.
Me desconcertó. Tachar un calendario me parecía una concepción trágica del tiempo, el rechazo desagradecido de un don y, en el fondo, una ofensa a Dios. Era como, por mostrar descontento con el presente, tirar a la papelera un año entero. Exagerando un poco esa actitud implicaba ir tachando con entusiasmo los días de vida que le restan a uno.
Ahora me viene esta idea a la mente cuando oigo decir un sencillo "ojalá llegue el viernes", "ojalá llegue el puente" o "las Navidades". Y yo, exagerando un poquito, pienso que eso es como decir "ojalá pase este curso", "ojalá se me pase rápido la vida", "ojalá llegue la muerte".
Por otro lado, pienso que todo también se andará, todo llegará (el viernes, las Navidades, la muerte...), pero no parece razonable desear que se precipiten los acontecimientos.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Día de difuntos. Aún es tiempo

No sé si sabéis que los gallegos tenemos una debilidad especial por los difuntiños. En Galicia los funerales son el acto social por excelencia, más importantes que las bodas.
Dudaba yo si hacer en el día de difuntos una entrada a lo Valdés Leal ("donde te ves yo me vi / donde me ves te verás..."), pero luego me he acordado de esta cita de Delibes y he pensado que quizá sea mejor poner el pensamiento en que un día nos faltarán nuestros seres queridos. Pero dejemos que lo diga el maestro:

No obstante, es ahora, a cosa pasada, cuando deploro mi mezquindad. Es algo que suele suceder con los muertos: lamentar no haberles dicho a tiempo cuánto los amabas, lo necesarios que te eran. (...) Un día adviertes que aquel que te ayudó a ser quien eres se ha ido de tu lado y, entonces, te dueles inútilmente de tu ingratitud. Tal vez las cosas no puedan ser de otra manera, pero resulta difícilmente tolerable. La imposibilidad de poder replantearte el pasado y rectificarlo, es una de las limitaciones más crueles de la condición humana.

(Miguel Delibes, Señora de rojo sobre fondo gris)

POST DATA: Acabo de advertir que la coplilla citada entre paréntesis parece que se la atribuyo a Valdés Leal. Eran los dos primeros versos de un epitafio un pelín tremendista que, porque tenían el tono de los famosos cuadros de Valdés Leal, los puse seguidos, pero no los escribió el pintor (que yo sepa).

jueves, 1 de noviembre de 2007

Reflexiones sobre Freedom writers (y 3)

Al terminar segundo los alumos no quieren perder la que para ellos es la mejor profesora del mundo y Gruwell empieza a hacer gestiones para poder seguir los dos años siguientes.
Esto me pareció un error, pero sobre todo una comodidad.
En mi opinión la tarea que Gruwell afrontó en primero fue extraordinaria. Gruwell se entregó en cuerpo y alma y logró un imposible. La tarea que afrontó en segundo ya era más fácil, y más que iban a ser las de tercero y cuarto. Continuar con ese grupo es lo fácil y lo agradecido pero es abandonar la vocación que le llevó a dar clase y es también crear una depedencia innecesaria entre los alumnos y Gruwell. Si ya saben andar, ¡suéltales de la mano! Ya has cumplido lo principal de tu misión. Siempre podrán acudir a ti si después se vienen abajo.
Gruwell provoca además un enfrentamiento grave con sus compañeros de profesión, busca una excepción administrativa y se olvida de que hay otros alumnos que también la están necesitando y con los que su tarea (gracias al prestigio adquirido) sería mucho más sencilla.
La protagonista, según se nos presentó al principio, quería dar clase en un Instituto de integración y se trataba de algo muy vocacional, por lo que renunció a muchas cosas. Pero al final sólo dio clases a una promoción, publicó un libro, hicieron sobre ella una película y de sus deseos de enseñar en un Instituto nunca más se supo.

miércoles, 31 de octubre de 2007

Reflexiones sobre "Freedom writers" (2)

¿Es Gruwell un modelo de profesora?

Hay dos personajes secundarios que sirven de contrapunto con Erin Gruwell y plantean cuestiones polémicas: su esposo y la subdirectora del colegio. El contraste se pone de manifiesto en la película pero un poco devaluado porque ambos personajes no tienen prestigio ante el espectador: el marido aparece alguna vez como perezoso y egoísta; la subdirectora destila envidia y un rencor casi ciego.
La cuestión que el marido suscita es que los alumnos de su esposa reciben más atención que él. Erin no consigue atender todos los frentes que tiene delante y el esfuerzo por ganar a sus alumnos le va alejando de su marido. Derrocha creatividad e imaginación en su relación con los alumnos, mientras que se muestra pasiva y abandonada en su relación matrimonial.
La cuestión que suscita la subdirectora es que lo que Erin está haciendo con esa clase es algo excepcional y, por eso, inimitable e irrepetible. Ni siquiera Erin está segura de poder hacerlo con otra clase diferente. La subdirectora llevaba 30 años de experiencia docente y es incapaz de seguir el ejemplo de Gruwell (en el caso de que realmente sea un modelo a seguir). Resulta significativo que, de hecho, Gruwell no dé clase a ningún otro grupo de estudiantes del Instituto: acompaña a la misma clase desde 1º a 4º y luego se pasa a la enseñanza superior. Gruwell parece un cohete de fuegos de artificio: muy brillante y muy fugaz.

martes, 30 de octubre de 2007

Reflexiones sobre "Freedom writers" (1)

2o alumnos más; un esposo menos.
Gruwell se encuentra con una clase indisciplinada, violenta, desunida y desmotivada. Lo que ella haga o diga no interesa a sus alumnos.
En la transformación de esa clase influye sobre todo el asombro de sus alumnos ante su actitud. Los estudiantes advierten poco a poco que su profesora les dedica su energía, su tiempo e incluso su dinero. "¿Por qué lo hace?", se preguntan. "No nos lo merecemos", piensan. Hay en los alumnos, digamos, un sentido de lo que es justo, de lo que se espera de un profesor. Cuando Gruwell sobrepasa esa medida, los alumnos mejoran su disposición hacia ella. Porque si ella se excede, también ellos se sienten inclinados a corresponder.
Pero la entrega de la que hablamos no es la entrega ordinaria de un profesor, es una entrega casi completa. Tiene que destacar. Gruwell no escatima esfuerzos por ganarse a sus alumnos. Y lo logra, pero a un coste altísimo: gana 20 alumnos y pierde a su esposo. Los problemas de sus alumnos le han llevado a perder de vista el orden de sus obligaciones. ¡Qué disparate! ¡Qué pena!

lunes, 29 de octubre de 2007

El Washington Post y Joshua Bell

Esto del atolondramiento se ve que afecta a bastante gente, al menos por las mañanas. No sé si conocéis una iniciativa del Washington Post hace unos meses (enero). Contrató al mejor violinista que pudieron, consiguieron para él un stradivarius y, vestido con gorra de béisbol y camiseta, lo pusieron a tocar durante media hora piezas de virtuosismo en una parada de metro de Washington. Un espectáculo de esos que si vas a un Teatro a verlo, la entrada te cuesta un ojo de la cara. Más de mil personas (1.000) pasaron por delante, pero sólo siete (7) se detuvieron un minuto y sólo diez (10) le dieron limosna.

Claro, la gente va con prisas... Yo no sé cómo hubiera reaccionado. Pero estoy seguro que un violín "de los de verdad" suena con una fuerza que tiene que llamar la atención. En fin, lector, abre bien los ojos y aguza el oído, no sea que te pierdas la belleza de la vida.

domingo, 28 de octubre de 2007

498 mártires españoles beatificados hoy

No he podido ponerme hasta esta tarde al ordenador y me da pena que se me pase el día sin conmemorar de algún modo la beatificación de los 498 mártires españoles. No quiero colocaros un sermón pero sí rendirles un homenaje. El saludo (breve) de Benedicto XVI a los peregrinos de la beatificación, aquí.
Siento, ante estos hombres y mujeres, agradecimiento y orgullo. Me siento también responsable de tratar de imitar en mi vida la ejemplaridad y el amor con que ellos afrontaron su muerte.
Los considero mis hermanos mayores y estoy muy orgulloso de ellos.
Hermanitos, no dejéis de interceder un poco por vuestros paisanos del siglo XXI.

sábado, 27 de octubre de 2007

Freedom writers (Diarios de la calle)


Película sobre una profesora, basada en una historia real. Erin Gruwell (Hilary Swank) empieza su andadura como profesora en un Instituto de Long Beach con gravísimos problemas de violencia racial y pésimo nivel académico.
La situación problemática de sus alumnos exige de ella una entrega extraordinaria de tiempo, dinero y energía. Los resultados que obtiene con los alumnos son excelentes pero a costa de su vida familiar y de su relación con los demás profesores.
Las cuestiones educativas que la película plantea son muy interesantes para mí. En cuanto a la valoración cinematográfica, me he fijado en algunas cosas que no me gustaron (no sé si sabéis que mi especialidad es encontrar defectos…): 1. la violencia y la mala educación están artificialmente atemperadas en la película. Los episodios violentos son puntuales y afectan ordinariamente a personajes secundarios. El espectador percibe la delincuencia más bien como una amenaza, aunque se habla de ella como de algo cotidiano. 2. Los estudiantes son más educados en su comportamiento de lo que por sus circunstancias cabría esperar. Se comportan con ejemplaridad en los restaurantes o museos y escuchan con atención a las personas mayores que acuden a hablar con ellos. 3. Los “antagonistas” de Gruwell están un poco maltratados (el esposo y la subdirectora). 4. Gruwell, al parecer, no fracasa con ningún alumno. Un pelín raro.
Ya me perdonaréis si os coloco algún post más sobre esta peli, pero es que el tema anda aún revoloteando por mi cocorota. 4/5.

ACTUALIZACIÓN: Por si alguien está buscando comentarios sobre esta película, he escrito otras tres entradas aquí, aquí y aquí.

viernes, 26 de octubre de 2007

El despertar de los poetas líricos

Adán Buenosayres abandonó heroicamente sus colchones, fue a la ventana y, abriéndola toda, permitió que una luz torrencial invadiera su cuarto. Luego, fiel a una venerable costumbre de los poetas líricos, volvió a la cama y se dio a respirar el aire fuerte del otoño.

(Leopoldo Marechal. Adán Buenosayres.)

jueves, 25 de octubre de 2007

El artista debe hacer arte (II)

Frank Capra escribió una autobiografía (El nombre delante del título) en la que cuenta algunas anécdotas que bien pudieran ser sacadas de sus películas. Cuenta, por ejemplo, cómo salió de una especie de depresión gracias a las palabras de un personaje misterioso (¿un sacerdote?) que le acusó de cobardía y le explicó que no tenía derecho a dejar de hacer el bien. Unas palabras muy parecidas a las de Kiril en Andrei Rubliov (la entrada del blog aquí)
Esto es un fragmento de la “bronca” que Capra cuenta que recibió:
Usted, señor, usted puede hablarles a cientos de millones, durante dos horas…, y en la oscuridad. Los talentos que posee usted, señor Capra, no son suyos, no son autoadquiridos. Dios le dio esos talentos; son Sus dones a usted, para que los use en Su beneficio. Y cuando usted no usa los dones con los que Dios lo bendijo, es usted una ofensa a Dios..., y a la humanidad. Buenos días, señor.

miércoles, 24 de octubre de 2007

Cuando yo sea abuelo

Cuando yo sea abuelo
mis historias serán originales.
Tendrán protagonista,
eso sí, por ejemplo,
un muchacho avispado de Laredo.
“Os contaré la historia -les diré-
de un chico que enroló de voluntario
a una guerra muy lejos.
Sentía la nostalgia, y una tarde
sintió el hambre y la sed, con sus amigos
robó en cierto comercio,
le cogieron.
Soportó los sermones de sus mandos
y un arresto de dos meses y medio.
No llevaba ni un mes en la chirona
y pilló una infección:
murió a los doce días. Ni siquiera
les escribió a sus padres que se encontraba mal.
Iba a ser todo un héroe,
fue una pena.”
O aquella bailarina
que se rompió una pierna
o el trágico accidente
de ese recién casado.

Supongo que mis nietos rehuirán mis historias
pero alguien tendrá que enseñarles la vida.

martes, 23 de octubre de 2007

Bajar las escaleras por el pasamanos

Uno de los tesoros de mi infancia privilegiada: Villa Molina tenía tres plantas, los niños teníamos el cuarto en la planta de arriba y la escalera tenía una barandilla interior que ni hecha a propósito para bajar por ella.
El pasamanos era de madera sin aristas y todo en pendiente salvo un tramo muy pequeño en el descansillo del primer piso (que se superaba fácilmente si llevabas suficiente velocidad).
Mamá se enfadaba si bajábamos por el pasamanos porque, al parecer, era peligroso. Pero confieso que sólo debimos obedecer si ella estaba delante o en algún arrebato místico de amor filial. Digo "debimos" porque Manuel también bajaba por el pasamanos y me imagino que Pedro. Las niñas quizás no (su cuarto estaba en la primera planta y por eso se perdían el mejor tramo del descenso).

lunes, 22 de octubre de 2007

4 hojas, cabezal basculante y banda lubrificante...

Mi padre se afeitaba (no sé ahora) con maquinilla de hojas recambiables, brocha y pastilla de jabón. Yo heredé el tipo de afeitado pero lo modernicé con la espuma (a estas alturas, gel). Creo que entre mis hermanos hay quien conserva la brocha en un rasgo de fidelidad para mí atávico. De todas formas, creo también que mis hermanos se afeitan con menos regularidad que yo.
La cuestión es que ya no encuentro recambios para mi maquinilla. Llevo más de seis meses ojo avizor y nada. Sencillamente mi modelo ha sido expulsado del mercado y tengo que elegir cómo sustituirlo.
Los modelos de maquinillas actuales me desconciertan: tienen empuñaduras ergonómicas, cabezal basculante, tres o cuatro hojas y banda lubrificante, entre otros avances. Todo es de una sofisticación que ahoga. Cuando yo empecé a afeitarme (in illo tempore) las maquinillas eran rígidas y de una hoja. Oiga ¡y tan apañadito que me quedaba el afeitado a pesar de aquellas condiciones casi medievales! De una hoja pasé a dos, de dos a tres y ahora (a un ritmo de una hoja más cada década que cumplo) me veo abocado a la cuarta… Porque no me atrevo a comprar una maquinilla “conservadora” no sea que me la retiren del mercado.
El cabezal basculante ya lo tenía la mía. Ahora, al parecer, bascula cada hoja independientemente. Debe de ser para adaptarse a las microirregularidades de la piel. Lo del mango ergonómico es, supongo, para evitar que en un descuido se te vaya la maquinilla de la mano y cometas un desaguisado sangriento. No recuerdo que me haya sucedido hasta la fecha. Y luego está el precio: el de la maquinilla en sí y el de cada recambio. Ya podían hacer que durara cada recambio un poco más, en vez de irle añadiendo tonterías. ¡Ay la sociedad de consumo! Dan ganas de volverse a la cueva.

domingo, 21 de octubre de 2007

Al sueño de la muerte hablo despierto (2007), de Tomás Alfaro Drake

Lo primero que debo decir de este libro es que alguien me lo recomendó diciéndome que me gustaría. Yo no estaba tan convencido, pero tenía curiosidad por descubrir en qué consistía esa extraña afinidad que se me aseguraba. Y me ha gustado. Mucho.
El libro recopila una serie de cartas personales que el autor remite a personajes ya fallecidos. La característica que comparten todos es que ayudaron al autor a descubrir la belleza (el trascendental: la belleza del mundo, la belleza de Dios). Algunos son propiamente poetas (A. Machado, M. Hernández, Whitman…); otros, músicos, pintores o escultores (Poulenc, Tintoretto, Miguel Ángel…), pero hay incluso filósofos y científicos.
Las cartas que les dirige suelen arrancar de una explicación autobiográfica de cómo entró en contacto con su obra y luego una interpretación de lo que percibió en ella. Los comentarios suelen referirse a alguna obra particular del artista más que a su obra en conjunto, pero las interpretaciones son ambiciosas y a veces un poco atrevidas. De alguna manera Alfaro escribe buscando un diálogo imposible con los artistas y los emplaza a responder a sus inquietudes en el Cielo (donde espera un día poder encontrarse con ellos).
Cada carta constituye en el fondo una oración a Dios por el alma del artista; una oración agradecida que intenta corresponder al don que el artista le ha entregado con su obra. Si tú, lector, te animas a leerlo, seguro que conocerás a muchos de los autores y obras sobre las que Alfaro escribe y podrás contrastar experiencias e interpretaciones; otros te resultarán desconocidos y en la lectura de la carta que les envía encontrarás una sugerente invitación a conocerlos. 5/5.

sábado, 20 de octubre de 2007

Roma, ya estoy de vuelta

He regresado, sano y salvo, y contento, aunque con el espíritu revuelto como un avispero: mezcla de disgustos, de asombros, de alegrías, de enfados, de sueño y cansancio, de orgullo y satisfacción. Volvería a ir en estas circunstancias (y me encantaría ir en otras).
Personalmente, destaco de mi viaje a Roma un momento que fue breve pero intenso: el reencuentro con la Pietà de Michelangelo. Estaba rodeadísima de gente y sólo la miré, de frente, desde la distancia.
Recité entonces, como una oración, la Penúltima estación del Viacrucis de Gerardo Diego:

He aquí helados, cristalinos,
sobre el virginal regazo,
muertos ya para el abrazo,
aquellos miembros divinos.
Huyeron los asesinos.
Qué soledad sin colores.
Oh, Madre mía, no llores.
Cómo lloraba María.
La llaman desde aquel día
la Virgen de los Dolores.

¿Quién fue el artista que pudo
dar morbidez al marfil?
¿Quién apuró su buril
en el prodigio desnudo?
Yo, Madre mía, fui el rudo
artífice, fui el profano
que modelé con mi mano
ese triunfo de la muerte
sobre el cual tu piedad vierte
cálidas perlas en vano.

domingo, 14 de octubre de 2007

Roma, ya voy


Estaré en Italia de lunes a viernes: Venecia, Florencia, ¡Roma! (envidiadme un poco). Voy con alumnos (compadecedme un poco). Dudo de que consiga actualizar el blog pero sabed que rezaré por todos. Lo hago en Madrid, más aún en Roma. See you later!

sábado, 13 de octubre de 2007

Aprobado general (2007), de Juan Carlos Eizaguirre

Me interesan los ensayos sobre educación porque la situación de la enseñanza en España es crítica, hace falta cambiar el rumbo y para eso es necesario difundir en dónde estamos.
Pensé que este libro (por el título; por alguna reseña que había leído) sería una diatriba contra un sistema educativo blando y complaciente. Pero no. Aceptando que esto es lo que hay, presenta unos consejos prácticos (sobre todo para profesores) dirigidos a ayudarnos en nuestra labor. Hace también una revisión sugerente de muchas cuestiones habituales de la tarea educadora; digamos que una reflexión, basada en una larga experiencia personal, sobre las relaciones alumnos / profesores / familias. Malo será que nada de lo que dice le sirva a uno. Yo he sacado provecho.
El libro está escrito, sin embargo, con un estilo que me disgusta: juguetea constantemente con la tipografía (aquí en negrita, aquí subrayado, aquí en versales, aquí con justificación centrada, aquí...) incluso EN LA MITAD DE UNA FRASE, en tono excesivamente coloquial, sintético, desordenado y en ocasiones reñido con la gramática. 3/5.

viernes, 12 de octubre de 2007

El porvenir de España

Hoy es la fiesta de la Virgen del Pilar y me parecía que, en estos tiempos de zozobra, debería decir algo sobre “la cuestión nacional”.
Desde que ZP nos gobierna (es un decir) los nacionalistas andan todo el día copando las portadas y diciendo sus gracias que maldita la gracia y los demás a estar calladitos, para que no se nos diga que crispamos…
En fin, no sé cómo acabará esto porque está en manos de mucha gente, pero copio unas palabras de Azorín cuando, el 1-I-27, le preguntaron los de la revista “La Esfera” cómo veía él el porvenir de España.

Mi querido amigo: Un pobre herrero ─un chapucero─ se halla en su fragua trabajando. Tiene profundo amor al trabajo. Labra badiles, trébedes, tenazas. Trabaja desde el alba hasta entrada la noche. Si se le preguntara sobre el porvenir de España, él levantaría la vista de su labor y respondería:
─Deje usted, deje que termine este trabajillo que estoy haciendo con mucho cariño.
Yo, querido amigo, soy como este modesto trabajador del hierro: no creo que haya inmodestia en compararse con un chapucero. He escrito ─desde niño─ centenares y centenares de artículos. Soy autor de novelas, cuentos, comedias, ensayos. He trabajado siempre, y espero finar trabajando. Procuro poner un poco de fervor en el trabajo. Y si ahora se me pregunta ─lo hace usted amablemente─ qué es lo que pienso del porvenir de España, levanto la cabeza de las cuartillas y digo:
─Perdone usted; permítame que acabe este trabajillo que estoy escribiendo con mucho amor.
Esto es todo. El porvenir de las colectividades depende de la conciencia de sus individuos. ¡Que cada cual sienta amor por la obra de sus manos! ¡Que haya un poco de fervor en el trabajo de cada ciudadano, y España será grande! Cordialmente le saluda, Azorín.

Lo único que no me consuela de estas azorinianas y hermosas palabras es que cuatro años más tarde hubo en España un cambio de régimen y nueve años después estalló una guerra civil, nada menos. Ojalá los políticos estén a la altura del momento y la Virgen del Pilar nos eche una manita.

jueves, 11 de octubre de 2007

Para el concurso "Un millón por un soneto"

Jamás supe de nada tan bonito
como eso de un millón por un soneto;
que nada incita tanto a cualquier reto
como ofrecer por ello un milloncito.

Un "kilo" es justo lo que necesito
para sacar la pata en cierto aprieto
(permitidme que guarde aquí el secreto;
prefiero que no conste por escrito).

Si el fallo es a favor, feliz lo acato;
si en contra, me desquito en la rabieta
―que un rato a buen rabiar quién me lo quita―;

pero, si el tribunal se aviene a un trato,
en lugar de premiar al más poeta,
dad la dote al que más lo necesita.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Humor a la mariñeira

Es el vídeo de una campaña de publicidad, circula desde hace poco por la blogosfera. La campaña se titula "Vivamos como galegos" y pertenece a la cadena de supermercados Gadis. Está en gallego pero "enténdese perfetamente". Y es muy divertido. A algunos ya os he mandado el enlace pero le pongo una entrada porque se lo merece. Además añado una cosa: hay unas cuantas escenas que tienen de fondo un colegio neogótico color vainilla. Se trata de la Compañía de María. Es un colegio vecino de "Villa Molina". Vecino es vecino: a diez metros a la derecha, la casa siguiente. Por un pelo, salimos en el vídeo. La Compañía de María era un colegio femenino cuando yo vivía en La Coruña. Luego pasó a mixto, pero eso fue con la llegada de la democracia, que nos trajo tantos cambios.

martes, 9 de octubre de 2007

Unas tildes como puños

No quise ayer ensuciar mi comentario al libro de Bobin con esta protesta. Figura hoy en lo que jurídicamente podría llamarse una pieza separada.
Con una "g" o una "j" equivocada soy comprensivo: el diccionario es vasto (con "v") y ese error puede ser mío. Con las tildes soy menos tolerante. Porque las tildes son habas contadas.
Me desconcertó en la traducción de "Autorretrato con radiador" la cantidad de tildes mal puestas: 10, 11, quizá más. En la primera ni te fijas, a la cuarta ya no ves otra cosa. Cada una es un pisotón en el mismo pie. En la página 109 dos pisotones.
Tanta insistencia en errar (sin "h") genera una desconfianza mayúscula sobre el traductor, sobre el editor o sobre vete tú a saber quién.
Cuando mis alumnos presentan un texto escrito en ordenador y les señalo alguna incorrección ortográfica, los chicos se llevan las manos a la cabeza y juran y perjuran ¡que pasaron el corrector ortográfico!
Pues eso: que habrá que enseñar a Bill Gates a poner bien las tildes en español.

lunes, 8 de octubre de 2007

Autorretrato con radiador (1997), de Christian Bobin

Libro pequeño, humilde, poético; un dietario escrito como sin querer. Días sí, días no, durante un año, el autor escribe unas líneas sobre su pequeño mundo, sobre las flores, la luz que entra por la ventana, un acontecimiento, un recuerdo evocado, ella (que ha muerto hace poco)…
Escrito en frases cortas, nominales, buscando la iluminación de la frase que acierte a explicar la vida, pero avanzando sin encontrarla a través de paradojas, de atrevimientos, de tanteos. En algún momento el autor se propone titularlo “teoría de la brizna de hierba”: digamos que la solemne trascendencia de lo sencillo. 5/5.

domingo, 7 de octubre de 2007

Efter brylluppet (Después de la boda)


Película danesa sobre un cooperante en la India que regresa a Dinamarca en busca de financiación para sus proyectos. En Dinamarca se reencuentra con su pasado y se ve obligado a replantearse el futuro.
Película lenta, muy sobria, de tema melodramático, sobre relaciones humanas, sobre el amor, la familia y el paso del tiempo, con un guión muy pensado que esconde sorpresas.
Los personajes son muy rígidos (gélidos, parecen enfadados) y la cámara resulta un poco incómoda porque tiende a tomar primerísimos planos y a desencuadrar la imagen. Me gustó (me gustan los dramas) pero no me atrevería a recomendarla (así me curo en salud). No es para verla con niños. 4/5.

Al margen, hoy es la fiesta de la madrina de este blog.

sábado, 6 de octubre de 2007

Los perros ladran (I)

Los perros ladran y los gatos maúllan pero ¿qué hacen los patos?
No he encontrado todavía la respuesta. ¿Graznar quizá, como los cuervos? Y quien dice patos dice otros muchos animales.
Las ranas croan, los cerdos gruñen, las vacas mugen, los caballos relinchan, los burros rebuznan, los lobos aúllan, los leones rugen, los elefantes barritan, los pájaros pían, las gallinas cacarean y los ciervos berrean. Y por hoy ya basta. Las aportaciones son bienvenidas.

viernes, 5 de octubre de 2007

En educación, no dilapides recursos

(de Pedro, mi maestro, el primer y mejor consejo que recibí cuando empezaba a dar clase):

“Lo que puedas hacer con una voz, no lo hagas con un grito.
Lo que puedas hacer con un gesto, no lo hagas con una voz.
Lo que puedas hacer con una mirada, no lo hagas con un gesto.”

jueves, 4 de octubre de 2007

Ese olor agradable de la tierra mojada

El poema que sigue creo que se titula “No han podido”. Pertenece a la obra Cavernas del silencio del poeta cubano Armando Valladares. Me ha venido a la memoria por asociación de ideas con la cita de Bobin que incluí ayer en el blog. A este poema de Valladares le tengo mucho cariño. Lo puse en la contraportada de mi cuaderno de calificaciones el primer año en que empecé a dar clase. Otras poesías que he sabido se me han olvidado, ésta no. Cuando la considero, me libero, las paredes se me alejan y me siento un privilegiado: el ruido de la lluvia, el olor de la tierra mojada, son un universo lleno ellos solos. El autor escribió el poema cuando sufría prisión (injusta) en las cárceles castristas.


No han podido quitarme
todavía
en este encierro
el canto de la lluvia
pero quizás lo hagan mañana
por eso quiero ahora disfrutarlo
escuchar las gotas
más allá de mis ojos
y los espesos muros
golpear con insistencia
las ventanas tapiadas.
Y de pronto me llega
no sé por qué ranura
no sé por qué intersticio
ese olor agradable
de la tierra mojada
y la aspiro muy hondo
para llenarme bien
porque quizás también
lo prohíban mañana.

miércoles, 3 de octubre de 2007

La fragancia de la hierba recién cortada

La fragancia de la hierba recién cortada bajo los edificios conduce a este día a la cima de su gloria. Todo lo que venga añadido estará de más. Se puede pensar que eso es prestarle atención a cualquier cosa ― y sin embargo: el dinero, el éxito, el trabajo, la lectura y el amor no producen una embriaguez tan intensa como ese puñado de hierba cortada, entregando su pequeña alma fragante a las manos del aire.

(Christian Bobin, Autorretrato con radiador.)

martes, 2 de octubre de 2007

El verso de la vida.

Las palabras de Madeleine L'Engle que cité hace unos días (aquí) me evocaron una escena de Dead Poets Society. Casi al principio de la película, Keating intenta ilusionar a sus alumnos con un poema de Walt Whitman (en inglés aquí) que termina con aquello de: "that the powerful play goes on / and you may contribute a verse."



A mí siempre me han atraído las metáforas literarias sobre la vida: la vida como un libro, como una obra de teatro, como un poema.
Para Whitman cada vida humana es como un verso del largo poema de la humanidad.

Un verso es mucho y es poco también. El individuo es responsable de su propio verso pero carece de influencia sobre el conjunto de la obra: cada verso es libre y tiene un autor distinto. Esto podría invitar al desánimo: para qué esforzarse en el resultado del propio verso si se perderá en un mar de miles, millones de versos, escritos con desigual empeño y desigual acierto.

Para mí, lo que de verdad hace la vida valiosa es saber que mi verso interesa a Dios: “that the powerful play goes on / and God wants you to contribute a verse.” Ahí sí que veo una razón con fuerza para tratar de escribir el mejor verso posible.